sábado, 15 de octubre de 2011

Lágrimas de limón



Pa’ que el citrus fructifique
en invierno hay que anillarlo,
o sino esto suplantarlo
con tajos que se practiquen,
o una paliza le apliquen
y el árbol va a respetarlo.
Así escuché, por la radio
este consejo frutal
y me puse a practicar…
Tengo en el fondo este árbol…


Escuchando un consejero
me convenció de inmediato,
terminado su relato
me dirigí al limonero.
Un toquecito primero,
comencé por propinarle,
“al citrus hay que pegarle”,
recordé, y en arrebato
de palos, le di un buen rato…
“Más vale ahora que tarde!!”

Mis perros se me extrañaban
al verme golpear tan duro,
y pusiéronse al seguro
refugio de su casilla.
Mientras yo, sacaba astillas
ensañado cual leñero.
Me sentía un ingeniero
haciendo tarea compleja,
y mil gotas como quejas
salían del limonero…


Le di tremenda paliza
lo dejé medio tumbado,
si hasta quedé re-cansado
producto de la golpiza.
Volví otra vez a la “misa”
de escuchar temprano radio,
aquel programa de agro
que daba buenos consejos,
mientras, allá a lo lejos…
¡cómo lloraba aquel árbol!

De a poco me fui ablandando,
me sosegué, me contuve,
y aquella saña que tuve
se transformó en algo blando.
Más palos no le estoy dando,
ahora lo mimo y abrigo.
Convirtiéndome en su amigo,
hasta curé sus heridas,
entre un montón de medidas,
pa’ que se amigue conmigo.

Limones, no me está dando,
sombra, tampoco, está ralo;
seguro que sigue malo,
me ignora y me está matando.
Nos vamos acostumbrando
a vivir sin los limones.
Por culpa de quien expone
en estos versos sentidos,
en casa no hay “exprimidos”
hasta que él… me perdone!!!


Guayberto
29/7/2007



No hay comentarios:

Publicar un comentario